viernes, 17 de julio de 2015

RESCATE EN INTIMACHAY Por Jean-Yves BIGOT. Publicado en SPELUNCA 138-2015

De Jean-Yves BIGOT: 2015-Premier secours spéléologique au Pérou. Une équipe franco-péruvienne engagée dans Inti Machay (Leymebamba, Chachapoyas, Amazonas). "Se trata de un articulo (en frances) sobre el rescate de ‪#‎IntiMachay‬ (Leymebamba, Amazonas, Peru) en el mes de septiembre 2014. Solo hay el principio del rescate que ha durado doce dias. Es el relato de los hechos de un equipo peruano-frances durante los primeros dias del rescate. 
Este articulo ha sido publicado en la revista espeleologica francesa ‪#‎Spelunca‬" http://bit.ly/1HUshAM - con ESPELEO CLUB ANDINO - ECA PERU & GSBM









RELATO E IMAGENES DEL RESCATE DE INTIMACHAY - LEYMEBAMBA AMAZONAS. PERU

SOBRE LA ESPELEOLOGÍA, EL ESPELEOSOCORRO Y EL RESCATE DE CECILIO. Tomado de Cuaderno Técnico en Barrabes Nº 76 Octubre/Noviembre 2014. Fotografias por Bigot Jean-Yves
Hay que formar parte del mundo subterráneo para entender cómo es posible que tanta gente (hasta 60 especialistas) abandonara sus trabajos y responsabilidades para ir a colaborar en el rescate. La espeleología es una disciplina bastante desconocida para el gran público. Ni es un deporte de masas ni aspira a serlo. Además por las particularidades del escenario donde se desarrolla, es difícil transmitir lo que supone la vivencia y las dificultades de cualquier exploración. Por otro lado, somos un colectivo con un carácter especial. Nos gusta demasiado sumergirnos en nuestro universo y discrepar entre unos y otros.

A pesar de ello y aunque nos cueste reconocerlo, los espeleólogos compartimos la complicidad de la vivencia subterránea. Alejados de la luz y de los taquígrafos, exploramos las profundidades de la tierra disfrutando de la intimidad que da una frontal en medio de la oscuridad. Pero aparte de saber avanzar con agilidad por terreno accidentado y resbaladizo, hay que dominar a la perfección las técnicas verticales de progresión por cuerda, donde cualquier error puede ser fatal.
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En el caso del accidente de Ceci, se añade una particularidad y es que no existen cuevas de profundidad en Perú. De hecho, Intimachay es en estos momentos la segunda más profunda del país. Como consecuencia de todo ello, no existen grupos organizados de espeleología (exceptuando el ECA) y las complejas técnicas de progresión espeleológica son totalmente desconocidas. Éste ya de por sí, podría ser uno de los peores escenarios para un rescate, pero hay que añadir otro problema más; el del desconocimiento por parte del gobierno (y en este caso he de decir que tanto peruano como español) de lo que supone un accidente de estas características.
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También había que hacer frente a los retos técnicos por la profundidad (-400 metros), los problemas logísticos derivados de una cavidad ubicada en una zona remota de la amazonia peruana a gran altitud, donde además hay que dar cobertura a más de 60 personas.  En esta parte, la labor altruista de Don Javier supuso una pieza fundamental del engranaje y fue capaz de darnos desayuno, comida y cena durante todos estos días, a fondo perdido. Pero tampoco hay que olvidar la dimensión diplomática. Al final una se reconoció la necesidad de especialistas españoles y se autorizó su participación, el gobierno peruano y la embajada se volcaron en el rescate, aportando transportes aéreos y terrestres, víveres, alojamientos y una buena parte de la infraestructura del puesto de control en una de las intervenciones más mediáticas que ha tenido el país.


Fotografias por Bigot Jean-Yves